No sé si os acordaréis que en 2011, antes de que se estrenara Green Hornet, su director Michel Gondry tuvo los santos huevos de llamar fascistas a los que criticaron su película y a lo seguidores del género de los superhéroes en general. Para enmarcar mejor sus palabras, dijo: "Generalmente simpatizo con los frikis, pero estas actitudes contribuyen a mantener el orden establecido, sus valores son fascistas; [...] Cuando te aventuras en las historias de superhéroes, los fans piensan que has entrado en su propiedad. [...] Quieren que te conformes, o te despreciarán. Quieren que hagas algo convencional." Y me cago en la leche, pero me veo reflejado en cierto segmento de esta crítica, llámese RoboCop o llámese Batman Vs. Superman, puesto que en cuanto vi las primeras imágenes del remake me puse a despotricar en mis redes sociales de en qué medida el brasileño José Padilha estaba cometiendo o no sacrilegio. Y cuando vi los avances y trailers otro tanto de lo mismo, me apresuré a que iba a ser la Total Recall del 2014 sin saber que, una vez que saliera de la sala de cine, no podía estar más equivocado y más arrepentido de mis (pre)juicios aventurados.

Para mí RoboCop de Verhoeven esera sagrada e intocable, Hollywood iba a mancillar una de mis películas favoritas, la cinta de cabecera desde que era niño e iba a violar los recuerdos y emociones de uno de los títulos de mi Top-10. Pero sorpresa la mía que Padilha y su guionista cogieron las 4 reglas básicas del universo de Alex Murphy y le dieron una vuelta de tuerca, presentándonos un 2028 y un futuro no muy lejano al que estamos muy cerca de llegar. Los creadores de este RoboCop (2014) agarran el dogma con el que este héroe fue escrito y complementan aquellos aspectos de los que Verhoeven no hablaba. Aquí no se centra en la corrupción de la droga y los ambientes corruptos de los años 80, sino que nos habla de una corrupción a escala global orquestada por los fabricantes de armas y por los medios de comunicación (en el que sobresale un soberbio Samuel L. Jackson como hacía años que no veíamos). La "nolanización" del héroe nos presenta una faceta muy diferente suya, en la que desde un principio Murphy es consciente de todo lo que le ocurre y cómo su transformación influye en los distintos actores que están junto a él: cómo su familia se ve afectada por lo que se ha convertido ese marido y ese padre, sus compañeros de trabajo e incluso su maestro/doctor. De hecho, RoboCop contiene una de las escenas más impactantes y más inquietantes que hemos visto en el cine en muchísimos años. Si habéis visto la película sabéis de qué escena estoy hablando, una que parece filmada por el mismísimo Ridley Scott.

Joel Kinamman, a pesar de no construir el papel de su vida, sí que aguanta muy bien el tipo como el policía que es consciente del cambio sufrido en su físico y, luego, como el policía al que le importan tres cojones las reglas y comienza a ir a su puta bola. A Michael Keaton le falta chicha para componer un villano, puesto que en ningún momento resulta amenazante (ni él ni los míticos ED-209 que pululan por una secuencia sacada de Distrito 9). Pero quien sí compone el mejor papel de toda la función es -¡como no!- Gary Oldman, su papel de doctor y maestro del héroe es quien nos implica emocionalmente por la transformación que está pasando y cómo éste intenta ayudarle sin traicionar sus ideales.

¿Y sabéis que es lo peor? Que a pesar de la gran crítica que se esconde en la película y de la nueva y actual visión del personaje (hasta los cambios respecto al traje original son lógicos), a Padilha no le dejaron hacer ni la mitad de las cosas que quería hacer. El brasileño ha declarado en más de una ocasión que este remake ha supuesto una de las peores experiencias cinematográficas por las que ha pasado nunca, imaginaos lo que podríamos habernos encontrado si le hubiesen dado total libertad, a pesar de que la cinta ya está plagada de grandes ideas. ¿Y sabéis que es lo mejor? Que RoboCop no ha triunfado en taquilla, que me alegro, yo soy así de masoquista, puesto que esta nueva visión se quedará tal como está y que no seguramente no sufra más continuaciones que lleven al personaje y al nuevo universo a la infantilización y la venta de muñecos, como sí terminó la saga original. Que tanto la versión de Verhoeven como la de Padilha se queden ahí.