Te estábamos esperando: LOST - The End

Como es natural, advierto a todo lector intrépido que se adentre en leer esta crítica diciéndole que está plagada de spoilers. Así que quien no haya visto el último capítulo de Perdidos que sepa que se lo voy a destripar.

No termino de comprender por qué el público ha reaccionado de la manera que ha reaccionado. Muchos se han llevado las manos a la cabeza, diciendo que el final es una estafa e incluso se han atrevido a compararlo con productos patrios como Los Serrano. A los 5 minutos en Facebook ya pululaban cientos de grupos exigiendo una bajada de sueldo del 5% a los guionistas. No sé de qué se puede quejar el público. Era la única solución lógica. Como todo buen episodio de Perdidos, el capítulo está abierto a muchas interpretaciones. Y yo os diré la mía.

Pienso que los guionistas no han tenido el valor ni las agallas suficientes de terminar la serie dramáticamente. Porque, si eliminamos de la ecuación el factor “realidad alternativa”, la serie acaba con 6 personas escapando de la isla en un avión. PUNTO. Pero creo que estos guionistas (y demiurgos) han tenido que seguir su biblia y sus leyes de serie: en todas las temporadas siempre ha habido una “realidad alternativa”. En la primera y segunda fue el pasado, en la tercera y cuarta alcanzaron el futuro, y en la quinta pegaba botes cual Doc Emmet Brown en su Delorian. ¿Qué explicación o de qué podrían tirar en la 6ª? De lo único que le quedaba: esa especie de purgatorio al que todos llegan puesto que, como dice el padre de Jack, todo el mundo muere en algún momento. Algunos antes que tú, otros... después. Si hay alguien que todavía duda de lo que pueda significar esta realidad alternativa de la 6ª temporada es porque Cuatro no subtituló bien el episodio, pero las palabras del Dr. Shepperd no dejan duda alguna. Si los guionistas hubieran tenido lo que hay que tener no hubiese habido línea temporal, hubiera acabado dramáticamente, con muertes, con desolación, sin respuestas. Y seis personajes hubiesen escapado en el último momento, con Jack agonizando. Fin. LOST.

Por otra parte, como he dicho antes, sigo sin entender la indignación del público ante la resolución de la serie. Por cierto, estamos hablando de una resolución de 6 temporadas entera, de un climax de 30 minutos merecedor de su tiempo como cierre a una serie de 4.800, no de un capítulo normal. Es un episodio hecho PARA LOS FANS, para aquellos que hemos seguido la serie desde hace 6 años, para aquellos que nos encogía el corazón y los nervios con sus temporadas año tras año. Los espectadores (y de aquí no se salva ni Cristo, yo el primero) nos hemos creído dueños de la serie, exigiéndole a los guionistas lo que queríamos ver y haciéndoles responsables de aquello que no nos gustase, pero olvidándonos que no deja de ser un producto audiovisual hecho para un público pero, lo más importante, hecho por un equipo, que es quien toma las decisiones. Es como una película. Como un libro. Como una canción. Como otra serie. Y ayer hemos vuelto a culparles. Y si no te gusta… qué os digo, que a rascarse amigos. Pero en parte también somos responsables del rumbo y de la conclusión. Como buen producto audiovisual que es siempre se ha regido por la dictadura del rating y del share, bien podríamos haberle dado la espalda al producto. Pero no lo hicimos. De hecho respondimos al contrario: buceando en foros, comentando cada episodio y cada detalle con los compañeros. Muchas teorías hablamos, incluso nos respondían en directo en palabras de Hugo. Y ayer nos contestaron con una de ellas, el final que nos han dado no es otro que el que nosotros mismos nos hemos buscado.

Pienso que es un final lógico. Emotivo. Teórico. Religioso (y muy católico por cierto, algo que no me esperaba). Pero es un final arriesgado, demasiado valiente, puesto que los creadores corren el riesgo de que las temporadas anteriores que nos venderán en Blu-Ray no vuelvan a ser vistas. Porque… ¿Quién volvería a ver una serie tan larga sabiendo la resolución que tendrá y el sentido que ahora coge todo?

Porque hemos de ponernos la mano en el pecho. Hemos de echar la vista atrás con el corazón caliente pero con la cabeza fría y reconocer que a Perdidos le sobran dos temporadas. Qué pasa ahora con la Iniciativa Dharma. Qué pasa con Los Otros. Qué pasa con todas las polleces de Charles Widmore y todos los líos que al final no han servido para nada. No busco respuestas, ya no me interesan. Pero echo la vista atrás y reconozco que eso sobraba. Y muchas más cosas. Mucho paseo por la selva. A las temporadas le ha pasado lo mismo que a los propios capítulos: los 5 primeros minutos/episodios del inicio y del final son increíbles, pero el resto con que lo rellenan es pura morralla. Me encantaría haber podido recomendar esta serie a todo el mundo, pero terminó siendo demasiado larga.

Además, no digo que el año que viene caerá. Ni al siguiente. Pero seguro que dentro de 5 años nos vemos spin-offs como Lapidus Begins, Kate Returns o The Dark Sawyer. P.D. Vicky, creo que deberías ir preparando el piloto de la vuelta de Ricardus a Las Islas, nadie mejor que tú.

En definitiva: ayer me sorprendió todo lo que ocurrió alrededor del episodio: tanto la repercusión mediática, como la indignación… y como el hecho de que el capítulo me terminara gustando, ¡a mí!, quien tanta caña le he dado (y merecedísima, por cierto). Me ha gustado porque nos han homenajeado a los fans, con los reencuentros, con la esperanza, con la música de Giacchino, con ver a muchos del reparto de nuevo… Porque, como diría el padre de Jack de nuevo, este capítulo es un sitio que todos hemos hecho.


Príncipe de Mierda: Las Arenas del Tiempo

Hoy estamos de primicia en el blog, porque hasta dentro de dos días no nos llegará a nuestras pantallas y nosotros ya hemos visto el último bodrio parido por Jerry Bruckheimer, aquel productor de películas de puro entretenimiento tan respetable hasta que le dio por hacer La Búsqueda 2 y Canguro Jack: Trinca y Brinca. La película está protagonizada por Jack Gyllenhal, aquel vaquero gay aficionado a la pesca de truchas y por el nuevo rostro bonito del cine británico: Gemma Aterton.

Prince of Persia se basa en un videojuego del año 89, donde un príncipe sin nombre iba saltando por azoteas, escaleras y tuberías para salvar a una damisela en apuros. Siempre se ha dicho que las adaptaciones de videojuegos suelen ser una porquería, pero no me va a quedar más remedio que darle la razón a la corriente popular, por mucho que me empeñe en defender ciegamente a esa obra maestra de las adaptaciones llamada Mortal Kombat (y Street Fighter es dignísima).

Aquí se nos cuenta la historia de Aladdin Dastan, un chico de los barrios bajos de Bagdag (disculpen mis incrongruencias, pero entre que no me interesaba y que fui a mear me perdí dónde estaba ubicada la historia). Este chico, ante la tortura de un amigo suyo, le planta cojones a la guardia real y el Rey de la ciudad le acoge en su seno, donde llegará hasta príncipe (como Aladdin, pero sin Josema Yuste). Se organiza una expedición para atacar una ciudad sagrada, donde vive la preciosa chica bond y donde se acusa que venden armas a los enemigos de Persia. Allí encontrarán la Daga con las Arenas del Tiempo, una especie de mando a distancia para volver al pasado unos minutos y poder actuar correctamente, dándole a quien la use una segunda oportunidad. Y bueno, pues lo típico: TODO EL MUNDO QUIERE LA DAGA. No hace falta explicar más. Por cierto, hago un parténsis para comentar que es impagable el paralelismo que hacen en la película con la invasión estadounidense a Irak (algo ilógico si conocemos al productor, el mayor patriótico que ha pisado Hollywood -si no me crean, vean Pearl Harbor-).

Con esta nueva cinta Bruckheimer ha querido devolverle al cine el gran género de aventuras, pero le ha salido un churro descomunal. No es aventuras, es acción. Y acción de la mala, acción de la que me quejo en muchas de mis críticas que parece que te frotan una persiana delante de tus narices y no ves nada. No hay planificación ni puesta en escena ni nada, la película es un simple encadenado de escenas donde en cada una salen 15 esbirros a blandirse en espadazos con nuestro héroe. Suena triste decirlo, pero la última gran película de aventuras fue La Momia (Stephen Sommers, 1999) (por cierto, Stephen Sommers estudió en la FCOM de Sevilla, OeeeOeOeOE).

No basta con colocar los elementos comunes del cine de aventura: acción, romance, aventura, misterios, objetos mágicos, un malo impresionante. NO. Hay que colocarlos bien. Y Prince of Persia falla en todos y cada uno de estos puntos. Me gustaría adentrarme a desarrollarlos, pero esta crítica aburriría a las ovejas. Solo apuntaré en una de mis generalizaciones que a tanta gente indigna pero con las que yo me divierto tanto: Prince of Persia no es más que una mala mezcla entre La Momia de Sommers y Click de Adam Sandler. A Regreso al Futuro no la meto en la ecuación porque me parecería un insulto para la trilogía compararla con esta. Prince of Persia cuenta con uno de los guiones más previsibles que he visto en mucho tiempo (desde que descubres que viaja atrás en el tiempo ya uno se sabe lo que ocurrirá en la batalla final), con uno de los malos peor aprovechados de la historia (no digo quién es, pero se intuye en el min 5) y con una serie de personajes a cada cuál más típico. Me quedo solo con Alfred Molina encariñado con un avestruz (¡¡!!) y quejándose de las manos persas: IMPAGABLE.

Pero con esta crítica me gustaría reivindicar/exigir que se me diese un premio por mis contribuciones a la economía del país. Estamos en crisis y el Gobierno no sabe por dónde meter la tijera. Yo advierto a la población española que no vaya a ver esta película, puedo ahorrarle a la economía 15 millones de euros que fácilmente podría recuadar este moñeco. Quien avisa no es traidor.

Y luego que no se me diga que no ayudo a levartar el país.

Cartas de amor perdidas

Sevilla, a 18 de Mayo del 2010.

¿Sabes? Nunca antes te había escrito una carta. En todos estos años que hemos estado juntos nunca antes te había dedicado unas palabras. Pero antes de que te vayas para siempre de mi vida me gustaría poder dedicarte estas líneas.

Todavía recuerdo cuando te conocí en aquella Semana Santa del 2005. Nos presentó Fernando. Él había ido a la Campus Party y vino contigo de vuelta. Y recuerdo aquella tarde en que yo estaba solo y que no tenía a nadie con quien comer. Tú te sentaste a mi lado. Comenzaste a hablarme, y yo te escuchaba con interés, pero todavía no terminaba de saltar la chispa entre nosotros dos. Fue entonces en nuestra tercera cita cuando me quedé prendido de ti, cuando me enseñaste aquella silla de ruedas y la historia de quien iba en ella. Es lo que dicen de las terceras citas.

Desde aquel día nuestra relación fue intensa. Aquel mes que vino después pareció como si hubiese pasado contigo dos años intensos. Y te fuiste de vacaciones. La espera fue interminable. Intenté paliar tu ausencia con otras, pero me fue imposible. Cuando volviste en Septiembre incluso te quise organizar una fiesta, con José Antonio y María. Y tu vuelta fue apoteósica. Pero he de serte sincero y he de confesarte que disfruté las 3 primeras semanas de aquella vuelta, pero ya no volviste a ser la misma. Dijiste que te habían recortado, que tu continuidad era dudosa. Entonces estuviste 6 semanas rara. Yo tenía mis dudas en cuanto a ti. Pero me volviste a cuativar el corazón cuando me dijiste, justo antes de irte de nuevo, que teníamos que volver.

De nuevo la espera fue eterna. Quise olvidar aquel año fatídico y volver con ilusión a como estábamos al principio. Todas las relaciones tienen sus altibajos, sus más y sus menos, sus peleas. Pero cuando yo quería volver con ilusión, tú no me lo concediste.

Discúlpame si no te hice caso en aquel cuarto año, pero me defraudaste muchísimo. No parabas de hablarme de tus problemas: que si de vienen estos, que si vienen los otros, que si ellos no son los malos, que sí lo son... Ya no me hablabas del pasado, ahora me hablabas de un futuro que a día de hoy no termino de entender. Tus conversaciones me aburrían. Y entonces yo comencé a preguntarme qué fue y a dónde fueron los momentos que me diste. Dicen que de recuerdos y esperanza vive el hombre. En cambio tú seguías conmigo y cambiaste tu actitud. En nuestro quinto año procuraste entretenerme, saltando hacia alante y atrás en el tiempo. Y de hecho lo hiciste, vi en ti la compañera perfecta con quien pasar el rato. Pero ya no eras la misma.

Y cuando volviste para pasar el último curso conmigo me engañaste. Te creíste que era ingenuo y que no me daría cuenta. Me hablaste de cosas que nunca me habías mencionado. Me hablabas de gente nueva y querías descubrirme cosas nuevas. Pero yo ya vi tu verdadera cara: el engaño, la mentira, las falsas excusas con las que no sabías cómo contestar a mis preguntas. Intentabas liar el asunto y estirabas tus sucias palabras. Muchos decían que debía comprenderte, muchos te defendían.

Quisiera hacerlo, quisera comprenderte, entenderte. Volver a amarte. Pero creo que eso será imposible.

Te escribo esto porque no sé si podré perdonarte. No sé si lo que me dirás el domingo me llegará al corazón. No sé si querré volver a empezar contigo. No sé si echaré la vista atrás y veré estos 6 años con otros ojos.

Lo que sí sé es que aunque te vayas de mi vida y te pierdas por siempre... parte de mí se irá contigo y ya jamás podré olvidarte.

Robin Begins

Quienes me conocen sabrán que soy un hombre de tradiciones cinéfilas: de verme todas las películas de Shyamalan el día del estreno con mi amigo Víctor, de ver un bodrio los Sábados Santos... y ahora una nueva, ya consensuada: verme en el cine los BODRIOS históricos de Ridley Scott.

Si hay algo que me llama la atención es que no comprendo cómo es posible que la crítica la esté tratando tan bien, cuando Ridley Scott nos da numerosas razones para no volver a verle jamás. Bueno, al menos con las películas históricas, porque debo reconocer que American Gangster y Red de Mentiras son entretenidísimas, pero miedo pánico y todos los adjetivos terroríficos son los que me entran cuando pienso qué se plantea hacer al rodar la nueva entrega de Alien.

Sí, porque cuando vemos Robin Hood ya no nos encontramos al señor que nos dio una de las mejores películas de ciencia ficción y de las más terroríficas jamás hechas (Alien) u otra obra maestra (Blade Runner). Nos encontramos con un chiste de Ridley Scott. Ya no es Scott al cuadrado, es Scott al cubo. Hay críticos que dicen que las batallas son realistas y épicas. Yo pienso directamente que están mal rodadas, así de claro. Cuando hizo Gladiator le cogió el gusto a eso de rodar con la velocidad de obturación altísima, para que se viera la tierra salpicando. Pero lo de esta película y las batallas no tiene nombre. No me vale que me diga que hay escenas que las rodó con 11 cámaras a la vez. No se ve nada, es como si alguien te frotase una persiana delante de tus narices: no ves nada. Aunque para lo que hay que ver...

Otra de las cosas que me ha sorprendido es que yo criticaba mucho a Tarantino porque pensaba que él no plagiaba, que Tarantino homenajeaba. Pues bien, Tarantino y sus Bills se quedan cortos con el despropósito que nos ha hecho el Scott, con los siguientes homenajes/plagios/referencias:
  • Espartaco: el más descarado. Scott ha querido alejarse de esa visión aventurera del Robin Hood de Coster a lo Bon Jovi o del de Flynn ajustado con pantalones verdes. Y para ello ha querido dotar a la historia de un tono más adulto, más... político, como esas grandes obras que hizo Kubrick hace 50 años. Pero claro. Scott no es Kubrick. ¿Resultado? Un churro en toda regla. Y hablando de historia, ver a personajes del siglo XII hablando de libertades y derechos para el pueblo es uno de los chistes más descojonantes que pueden verse en la cinta, el cuál hará que muchos Licenciados en Historia salgan del cine para ponerle una hoja de reclamaciones al dueño y exigirle que se les devuelva el dinero por llamarles estúpidos.
  • Batman Begins, Iron Man, Hulk y mil superhéroes más: contémosle al público el nacimiento de un mito desde una perspectiva adulta.
  • El Señor de los Anillos 1: atentos a esos planos de helicópteros acompañados de grandes bandas sonoras.
  • Salvar al Soldado Ryan: atentos a ese asalto a la playa
  • El Señor de los Anilos 2: atentos a ese asalto al castillo
  • El Señor de los Anillos 3: en la batalla final yo ya no sabía si me iba a encontrar a Gandalf o que viniesen las águilas y salvasen a todos los ingleses, me hubiese encantado.
  • Señales: En una de las colinas los extraterrestres dibujaron el Caballo Blanco de Santiago, no es coña.
  • Barry Lyndon: no quedándose agusto con destrozar el recuerdo de Espartaco, también quiso mancillar el de Barry Lyndon tomándole "prestada" la banda sonora.
  • El Señor de los Anillos 3 (again): atentos a Cate Blanchett irrumpiendo en esa batalla mil veces vista cual Eowyn dispuesta a matar al Nazgul.
  • La Matanza de Texas: el abuelo de Cara de Cuero vivía en el Bosque de Sherwood, por si no lo sabíais.
  • Posesión Infernal y Terroríficamente Muertos: lo de la cámara "enflechada" es un invento con el que Raimi ya nos sacó las carcajadas hace 28 años.
  • El Orfanato: los sobrinos del abuelo de Cara de Cuero también vivían en el Bosque de Sherwood.
  • Los Ponis de la Feria: sí, ya sé que no es una película, pero verme a los sobrinos de Cara de Cuero en la batalla final montados en ponis (con los pobres caballitos arrastrando la polla del cansancio) y peleando por sus derechos es impagable.
  • 300: La sombra de Zack Snyder y sus títulos de crédito es muuuuuuyyyy alargada.
Y dejando ya a un lado este ejercicio de metatextualidad con los numerosos homenajes, poco más podemos decir bueno de la película. Se nota demasiado que Rusell Crowe pone la pasta, porque su interpretación cae en la mediocridad, aderezada por su desgana (además sólo lanza tres flechas en toda la película, menos mal que tiene puntería). Cate Blanchett, aunque está simpática, es imposible de creérsela en el rol de una mujer fuerte y contestona en aquella época. A Max Von Sydow deberían prohibirle seguir actuando. Mark Strong, aunque siempre brillante, está desaprovechado. El único que medianamente se divierte es Oscar Isaac, haciendo de Juan Sin Tierra, aunque su papel se parece mucho al de Cómodo.

Como conclusión, recomiendo Robin Hood a todos aquellos amantes del buen humor. Hará las delicias de aquellos que sepan apreciar la fina ironía de un Robin Hood en cuyo retrato podemos ver que empezó siendo un trilero de feria pero que, gracias a su honor y valores tan propios del Siglo XII, acabó siendo el primer sindicalista de la historia, ahora que tan a cuento viene.


xateando

Cada vez es más común la comunicación entre adolescentes, generalmente mediante los chats implementados en las propias redes sociales como Facebook o Tuenti. He aquí una serie de consejos para mejorar vuestra comunicación que, sin duda, harán de este post uno de los más útiles que jamás leeréis.

  • Lo primero que se echa es la hache
  • Tú, cuando va acentuado es un pronombre (tú, mamón), cuando va sin acento es un posesivo (tu madre).
  • Ahí hay un hombre que dice ¡ay!. ¡¡IMPRESCINDIBLE!!
  • Las vallas publicitarias son las que anunciaban "vaya vaya, aquí no hay playa", pero no son lo mismo
  • La hache, aunque no se pronuncie y sea la primera a la que echamos, es nuestra amiga. No la discrimines en tus conversaciones. Uno se alegra de verla donde le corresponde. Lo mismo se aplica para cuando dices cosas como "ha pasado", "ha cantado", "ha vomitado". No te olvides de ella.
  • Lo mismo le pasa a la "y", aunque parezca provenir del inglés no es así, ponla al final de palabras como "soy", "hoy" y "doy", da también mucha alegría.

De momento os dejamos con estas. Otro día nos adentraremos en el apasionante mundo de las agudas, las llanas y las esdrújulas.

Pixar, ¿los nuevos dioses?

Ya es la segunda vez que veo, en menos de 24 horas, la fantástica película 'Lluvia de Albóndigas', producida por Sony Pictures. Se la recomiendo fervorosamente a todo aquel que me lea. Es una maravilla de principio a fin, aunque más concretamente lo son sus últimos 20 minutos, que no dan tregua al espectador en ninguno de los sentidos, deslumbrándole en cada plano.

Y mientras la veía por segunda vez me preguntaba que cómo era posible que me viera una misma película dos veces en un día. Pues porque me ha encantado. Porque me he reído como un enano con sus miles de puntazos que tiene (en serio, tiene mil), porque me he quedado deslumbrado por la imaginación que desborda en cada momento... y porque no es de Pixar.

Tras sorprenderme tanto con esta cinta, volví a pensar en lo muy endiosada que se le tiene a la compañía de Disney, esperando -y exigiendo- de ella que cada año vuelva a superarse. Tocó el cielo con Ratatouille, su obra maestra. Con Wall-E dejó deslumbrado a medio mundo. Up hizo las delicias del otro medio. Y de Toy Story 3 se espera que sea la segunda venida de Cristo, como poco. Pero creo que no es para tanto.

Creo firmemente que, tras Monstruos S.A., Rataoutille es la mejor película que nos ha dado esta compañía y que tardará mucho tiempo en volver en darnos. Pero... ¿verdaderamente se merece todos los elogios que la crítica y el público le da? Muchas veces pienso que la gente dice que son obras maestras simplemente porque las ha hecho Pixar, pero si nos ponemos la mano en el corazón y somos sinceros creo que más de uno debería bajarse de las nubes que visitan Carl y Rusell.

Conversando el otro día en mi facultad con dos amigos, vimos que los títulos que nos ha regalado la compañía estos 3 últimos años tampoco son todo lo que dicen ser. Algo lógico, teniendo en cuenta que ya se ha convertido en una perfecta maquina industrial que nos da una película cada verano, ya sin fallar a la cita. Wall-E podría haber sido un medio-metraje PERFECTO si Eva hubiese cogido la planta en el min 40 y se hubiese ido a tomar por culo. Y si UP no hubiese sido hecha por estos estudios hubiera recibido de palos lo que no está en los escritos, porque si eliminamos de la ecuación el factor "los 4 mejores minutos de la historia del cine" se quedaría en una película de aventuras en toda regla. Eso por no decir que podrían haber hecho un corto con la historia de Carl y Ellie y punto, pero mejor no me meto en el tema que me queman.

Este verano nos llega Toy Story 3, con la que seguramente se peguen el batacazo de su vida. No es que lo desee, pero creo que necesitaría un poco de "fiasco" para que se bajen de donde están y se curren más su próxima película y su próximo guión. Porque comienza a notarse que se están quedando flojos. Tras Toy Story 3 (¿no dijeron ya todo lo que tenían que decir con la 1 y con la 2?) nos llegará Cars 2 (secuela innecesaria de una flojísima película que mucha gente defiende, aun sabiendo que si hacemos un repaso a la compañía debemos ponernos de nuevo la mano en el corazón y reconocer que es de lo peor que nos ha dado). Y, para colmo, en los foros de internet se rumorea que una de las niñas que sale jugando en TS3 es Boo de mayor, así que preparémonos también para la secuela de Monstruos S.A., que ahora con la crisis tienen que hacer un ERE en la planta y muchos de los monstruos se ven obligados a buscar cursos de FPO.

Pixar es única, lo reconzco. Tiene grandísimas películas (Monstruos y Ratatouille), grandísimos personajes, grandísimas escenas, grandísimos momentos. Y eso no se lo niego a nadie. Pero no puedo evitar pensar que cada vez que veo de nuevo sus películas menos me gustan. E imitarla es imposible, por eso cuando Dreamworks intenta hacer algo por el estilo con osos y peces les sale un churro monumental. Pero hay muchas otras compañías que no le hacen la competencia con sus mismas armas, porque saben que no pueden competir con su perfecta animación, pero atacan por el flanco puliéndose cada vez más los guiones y les queda incluso mejor, con grandísimos títulos como la antes citada de las albóndigas, Locos por el Surf o Fantástico Sr. Zorro. Cada vez que lo pienso, más me lamento que esta última no se hubiese llevado el Oscar este año porque se lo merecía, por ofrecer algo diferente (y porque es otra delicia de la más tradicional animación con la que disfrutar y reírse como nunca).

Nos encontramos con una compañía que cada vez mira más por tener un éxito cada verano que por el público. Y nos encontramos con un público que es más fan que espectador.


EL PORQUÉ DE LAS COSAS: Por qué nació Hollywood

Ya que ayer hablábamos de propiedad intelectual... no sé si muchos de vosotros sabéis que Hollywood, esa fábrica de sueños y de películas como churros, nació debido a una guerra. Sí, habéis leído bien. A una guerra. De derechos también, o más concretamente de patentes.

Allá a principios de los años 10, la incipiente industria cinematográfica se afianzaba en Nueva York. Y una de sus figuras más notables era Edison (sí, el Thomas Alva de la bombilla y demás inventos). A la par que los Lumière patentaban en Europa su cinematógrafo, Thomas Edison hacía lo mismo en Estados Unidos con su invento el Kinetoscopio.

Y señores, vamos a llamar a las cosas por su nombre (y disculpen mi lenguaje tan soez): Edison era un cabrón. Su verdadero negocio no consistía en inventar cosas, sino en patentarlas, en buscar jóvenes inventores y desarrollar las cosas bajo su nombre, cuando eran otros quienes lo hacían. Así consiguió casi un monopolio. Y a los pocos productores y directores de cine que había en la zona les obligaba a usar sus cámaras y sus películas. Incluso si no lo hacían les amenzaba y los extorsionaba (no fueron pocas las noticias de muchos estudios que misteriosamente salieron ardiendo).

Y ante la mentalidad de "mis cojones" por parte de los productores, judíos en su mayoría, decidieron huir de la ciudad y buscar otros mercados, alejados, donde no estuviera este señor. ¿Y dónde era lo más alejado de Edison, si se encontraba en el Este (NY)?? ¡¡Pues vámonos al oeste!!

Y así se fundó Hollywood señoras y señores, tan simple y tan llano, siendo ya en el 1915 la principal industria estadounidense. Además que, cuando comenzaron a asentarse en la zona, ellos mismos se dieron cuenta que era más propicia para trabajar que la antigua cosa atlántica, puesto que en Los Ángeles tenían más horas de sol (más luz natural) y muchos más exteriores donde ubicar los rodajes.

Y así hasta hoy: maravillosa fábrica de sueños que cada verano me regala un batman, un ávatar o un transfomers. Gracias Edison por ser tan cabrón, sin ti no hubiese sido posible.

Mentir como bellacos

Acabo de finalizar la lectura del fantástico libro de David Bravo "Copia Este Libro", una obra imprescindible para todo aquel que desee conocer qué es lo que se cuece en la industria de la música de nuestro país y por qué tantas peleas de la SGAE contra los usuarios de Internet, con ejemplos prácticos y mucho humor.

Como quiero enfocar mi tesina sobre los DRMs y la Propiedad Intelectual, me estoy leyendo ahora "El Libro Electrónico", un informe del Observatorio del Libro y la Cultura. Y claro, este informe es redactado (indirectamente) por el propio Ministerio de Cultura y por profesionales de la industria. Miedo me daba adentrarme en su lectura, sabiendo la manta de mentiras que podía encontrarme relacionadas con la supuesta defensa de la Propiedad Intelectual y la protección de las industrias culturales, pero es que la primera mentira descarada me la he encontrado en la página 19. Cito y saquen sus propias conclusiones:

(hablando sobre el problema que pueden encontrarse los libros electrónicos y su difusión masiva en las P2P -eMule, Kazaa-):
"Desde un punto de vista jurídico (difundir libros electrónicos en las redes P2P), este es un acto de comunicación pública que requiere autorización expresa del titular del derecho y por tanto, cuando se lleva a cabo sin dicha autorización, se incurre en una infracción del derecho de comunicación pública" (Marta García León, pág 19. Tan pancha)

Ahora citemos la Ley de Propiedad Intelectual 1/1996, de 12 de abril. Artículo 20:
"Se entenderá por comunicación pública todo acto por el cual una pluralidad de personas pueda tener acceso a la obra sin previa distribución de ejemplares a cada una de ellas." (por ej: una película, una canción en la radio)

Pues bien, ahora yo lanzo un par de preguntas como lo haría David Bravo:
  1. Ya que las redes P2P son conexiones entre 2 usuarios... ¿no dice LA LEY que se necesita una PLURALIDAD de personas?
  2. Es más, ya que las conexiones se establecen exclusivamente entre 2 usuarios... ¿porqué esta señora dice que es pública? Resulta difícil calificar como comunicación pública un sistema que carece de público. Si las redes de pares establecen comunicaciones privadas, difícilmente podrá hablarse de que exista una comunicación pública (David Bravo, 113)
Aun así, debo de seguir leyéndome este informe. Pero, a partir de la página 20, todavía con más cautela y escepticismo con el que empecé a leer. A ver cuántas más como esta me encuentro...

Lo dicho: COMO BELLACOS.