• Porque David Fincher nos ha vuelto a regalar otra de sus maravillas visuales.
  • Porque todos los actores están en estado de gracia, en especial Eisenberg (que hace suyo y sólo suyo el personaje de Zuckerberg) y Garfield (hacía tiempo que no sentíamos tanta lástima por un personaje)
  • Porque el magnífico, perfecto y milimétrico guión de Sorkin no nos habla de la página web, sino de las personas que estuvieron detrás y las constantes traiciones entre ellas. Uno de los guiones más "humanos" que nos hemos encontrado en mucho tiempo. Tanto director como guionista tratan al espectador como alguien inteligente y, a pesar de provenir de Hollywood, es una cinta que se aleja completamente de él.
  • Porque la película nos hace reflexionar sobre tantas y tantas cosas que seríamos incapaces de abarcarlas todas
  • Porque, de nuevo, hay que volver a mencionar la elegancia de Fincher a la hora de filmar y el perfecto sentido del ritmo y montaje que ha sabido imprimir a la película entera, consiguiendo que simples escenas como crear una web se conviertan en algunas de las más espectaculares del año o cómo el uso de flashbacks y la planificación paralela entre presente (demandas) y pasado (historias) hace de su montaje el mejor que he visto este año.
  • Porque el doblaje de Roger Pera para Eisenberg es, en una palabra, perfecto.
  • Porque la reflexión que plantea el uso de las nuevas tecnologías y redes sociales nos hace ver que Internet ha cambiado las reglas del juego para siempre.
  • Porque la frase "porque un tío haga una silla nueva no significa que le deba dinero a todos los hayan hecho sillas" es toda una declaración de intenciones
  • Porque David Fincher se merece el Oscar ya, al igual que Eisenberg y Garfield se merecen sendas nominaciones a actores. Resulta difícil hoy día hacer de gente "normal" o actual.
  • Porque, aunque no lo queramos, terminamos sintiendo lástima por una persona cuya fortuna se cifra en 7.000 millones de dólares. Cuando salimos del cine nos sentimos, precisamente, más afortunados que él.
  • Porque el plano final de Erica Albright es, sencillamente, devastador.
  • Porque, finalmente, seguro que habéis llegado a este post a través de Facebook