Repasando un poco la historia del cine y de los superhéroes, podemos comprobar cómo en Octubre del 2000 se abrió una senda muy peligrosa tanto para el cine como para los cómics. En aquel mes se estrenó X-Men, una película que terminó recaudando 296M$ en todo el mundo. Desde aquel estreno, las 5 majors vieron en las historietas un filón interminable de personajes populares y archiconocidos por toda la sociedad con la que podrían rellenar sus filas de estrenos durante algún tiempo. A lo largo de estos 10 años que nos distan de aquella primera adaptación, se han hecho alrededor de 45 adaptaciones de cómics y novelas gráficas, algunas con más fortuna que otras. Lo que sí estaba claro es que las productoras veían gracias a DC Comics, Marvel y otras líneas como Vertigo o Dark Horse auténticas franquicias en personajes como Superman, Batman y Spider-Man, ya que entre los lectores ya fieles, entre los moñecos para niños y los videojuegos, el negocio estaba asegurado. No me extiendo más porque la historia de las adaptaciones para superhéroes no da para un post, da para una tesis de doctorado.

En ese mismo año, M.Night Shyamalan se adentraba también (fruto de la casualidad, ojo) en el mundo de los superhéroes, pero desde su particular punto de vista. Por aquel entonces, la película terminó recaudando 248M$ en todo el mundo, pero debemos recordar que 'El Protegido' se trataba de la siguiente película después del bombazo que supuso El 6º Sentido. La película enamoró a muchos y defraudó a todavía más, ya por aquel entonces fue el inicio de la brecha en los corazones de muchísimos espectadores que se creían que se trataba de la película de Bruce Willis. Está claro que si Shyamalan hubiera hecho la película este año hubiera ocurrido dos cosas: 1. Que se hubiera meado en el 75% de las adaptaciones que se han hecho, por el fantástico guión que tiene -original, además- y por la perfecta y exquisita realización por parte de Night. 2. Que le hubiera caído una lluvia de palos más grande incluso que la de Airbender.

GÉNESIS DEL HÉROE Y SU VIAJE
Para explicar a David Dunn, el personaje/héroe que interpreta Bruce Willis me gustaría referirme brevemente a Kick-Ass, una novela gráfica que parodia todo este mundo de superhéroes (y la mejor película que llevo vista este año, por cierto). En ella nos contaba, a modo de broma, que Kick-Ass había nacido no porque hubiesen matado a sus padres (Batman), sin arañas radiactivas ni sin ser un refugiado de un mundo extraterreste destruido. Por lo general, el mundo de los superhéroes de Stan Lee o de la Marvel siempre juega con la genética, con los experimentos que resultan fallidos o con seres venidos de otro planeta. Pero como siempre ocurre en el cine de Shyamalan, el director nos sitúa a sus personaje siempre en un mundo real, cotidiando, del día a día, el que bien podría pasarle a ti o a tu vecino. Y en este caso David Dunn (Willis) es un triste guardia de seguridad, con tantos problemas en su familia y en su matrimonio que está pensando incluso en mudarse de ciudad. Lo que viene a continuación es algo que todos sabemos ya: sufre un accidente de tren donde él es el único superviviente; no contento con eso no tiene ni un rasguño, está ileso (por cierto, que nadie me acuse de que esté destripando nada, habéis tenido 10 años para verla).

Partiendo de esta premisa tan trágica y misteriosa, Shyamalan comienza a construir su héroe de las mil caras con todas las etapas del viaje (Campbell), pero desde su particular prisma. El accidente de David no supone ninguna liberación para su mundo ordinario, su matrimonio continua con la misma tristeza. Pero un día recibe una nota de un misterioso coleccionista de cómics, que supondrá su llamada a la aventura. Lógicamente, David rechaza dicha propuesta por parte de quien, sin quererlo, terminará siendo su mentor (Elijah Price); niega que pueda tener poderes sobrenaturales como que nunca se lesione ni caiga enfermo, lo niega rotundamente porque estamos en un mundo realista, donde las viñetas de cómics no caben en la vida real. Él se niega a creer las palabras de Elijah, pero estas cada vez cogen más fuerza cuando va recordando su pasado y cuando descubre que hay un hombre en el estadio que lleva una pistola plateada con culata negra. David encontrará en su hijo a su mayor aliado, con la prueba del levantamiento de pesas y la escena de la pistola. Una vez que David acepta que verdaderamente nunca enfermó es cuando se acerca a probar definitivamente la teoría de Elijah, en una secuencia con la prodigiosa música de James Newton Howard. Es ahí cuando acepta sus poderes y se lanza de lleno a cumplir su misión: proteger a la gente. Su prueba definitiva será la lucha contra el hombre naranja, de quien sale victorioso y con su recompensa/elixir: el reconocimiento de lo que, inconscientemente, siempre ha sido: un héroe. El camino de regreso a casa le brindará con la reconstrucción de su vida y su amor, Audrey. Y con la mayor sorpresa para todos los espectadores: que Elijah Price (un prodigioso Samuel L. Jackson) no solamente ha sido su mentor sino que se convierte en el villano, en quien será su archienemigo y siempre estará ligado a él.

LO IRREAL EN EL MUNDO REAL
Este viaje y patrón narrativo puede aplicarse perfectamente a cualquier otro superhéroe, casi todos han pasado por las mismas etapas. Con el especial toque de situarlo en mundo real, donde los héroes no intentan lograr el amor de Mary Jane o de Lois, sino que intentan que su matrimonio no se vaya al carajo. Shyamalan tiene el prodigio de volver a introducir lo sobrenatural en el mundo natural, al igual que colocó fantasmas en un aspecto cotidiano, que introdujo alienígenas en un típico pueblecito o incluso damas de cuentos en un barrio de vecinos que bien podría ser el mío...

Shyamalan recrea, con David Dunn, su particular y precioso homenaje a este mundo del cómic, forjando un guión de hierro en el que cree firmemente y que en ningún momento se tambalea. Por supuesto, si hay algo que hay que destacar de la película además del guión es su realización, limpia, perfecta y exquisita, con una planificación al milímetro, donde Shyamalan nos regala muchos de los mejores planos vistos en el cine en 15 años: el encuentro de David con la mujer en el tren, con una cámara que no cambia de toma; la pelea con el hombre naranja, también sin cambiar de toma; y el plano de las cortinas, el mejor de la cinta -y de la década me atrevería a decir-, donde nosotros los espectadores, inquietos y curiosos, solo podemos ver por donde Shyamalan quiere que veamos. Todo ello apoyándose en James Newton Howard y su poderosa e inusual banda sonora, quien se convierte en el mayor héroe del cine de Shyamalan y quien le acompaña (y hará que nosotros también lo hagamos, con los oídos) en todos sus viajes.