Coincidiendo con la noticia de que Zack Snyder dirigirá la próxima entrega de Superman, desde aquí quisiéramos echar la vista atrás y reivindicar o defender una película muy mal tratada por el tiempo. Hay veces que el paso de los años pueden encumbrar a películas que en su día fueron mal tratadas, pero en el caso de Superman Returns pasó totalmente al contrario: en su estreno tuvo un éxito medianamente notable (es cierto que Warner no recaudó todo lo que pretendía, aunque tampoco fue un fracaso) y con el paso de los años la crítica 2.0 ha ido desprestigiando esta entrega que no merece el aluvión de críticas recibido.

Muchos internautas (creo que a partir de ahora voy a usar este término con más acierto que llamándoles 'espectadores') se quejaron de que era una película vacía, una película sin alma, con el "ardiente" referente de una película de hace 32 años, la de Richard Donner. Cuando realmente, si la mira uno con el corazón, se dará cuenta que no puede haber homenaje más sentido y sincero al clásico de 1978 que Superman Returns, una de las entregas más fieles al espíritu del héroe.

Superman Returns es "muy Superman". Me explicaré: Si algo ha caracterizado a las entregas del héroe de Smallville o si de algo puede flaquear esta saga es que le falta un villano con la carisma que puedan tener los de otros superhéroes (como el Joker de Batman o los mil villanos de Spider-Man). En cambio, las entregas de Superman siempre se han caracterizado por tener un plan malvado en el que alguien quiere destruir o apoderarse del mundo (Lex Luthor) y Superman tiene que hacer lo impensable para evitar las desgracias en el planeta. Recordemos que Luthor quiso destruir el planeta en 1978 mediante cohetes y la Falla de San Andrés. Y en el 2006 Luthor intentó hace tres tantos de lo mismo, convertir el mundo en su parque de recreo y matar a Superman de paso. La historia y el espíritu no puede ser más fiel.

Aunque también soy plenamente consciente de los fallos de la nueva entrega, que tiene 3. En primer lugar le falta escenas de acción: además de la impresionante secuencia del accidente aéreo, el mostrenco más grande al que jamás se ha enfrentado Superman, le hacían falta un par de escenas mas, llevadas con el mismo ritmo e intensidad y buen saber hacer como esta secuencia. Y, por la otra parte -y la que más duele- es no saber aprovechar a un Kevin Spacey, ganador de dos Oscars, que tuvo en su mano hacer un Luthor inolvidable pero que se le escapó de las manos o no puso el interés suficiente. Aunque Gene Hackman tampoco es que sea el mejor Luthor de la historia, era un payaso. Y, por último, Kate Bosworth, quien no supo darle el nervio y mala leche del Nueva York del siglo XXI que se merecía el personaje de Lane. Estaba demasiado flaca, creo yo (por mucha química que tuviese con Routh, que no la tiene).

Al igual que en toda la saga, el villano vuelve a fallar, pero no por eso la película pierde el espíritu de la saga de los años 80, con el descubrimiento de Brandon Routh. Con el fallecimiento de Christopher Reeve, nosotros los espectadores hemos idealizando tanto la imagen que dio Reeve que creemos que nunca habrá un Superman mejor. Quizás el nuevo héroe (se rumorea que lo hará Jon Hamm, pudiendo hacer un retrato acojonante) sea el definitivo, pero aun así Routh hizo un sentido y bello homenaje a la figura de Reeves y sus gestos de Clark Kent.

Bryan Singer puso todo el alma en la historia y en la buena realización de la cinta, pero le fallaron las escenas de acción y la crítica del público que, tras 4 años, aun no sé qué esperaba de la cinta. Como decía sabiamente Alberto Abuín: "Singer ha ido a contracorriente. Ha optado por una narración totalmente clásica, y por un ritmo pausado con el que se toma su tiempo para contarnos las cosas. Eso, hoy en día no se suele hacer en una película de estas características. Estamos hablando de un film de más de dos horas y media en el que sólo hay dos o tres escenas de acción importantes. ¿Cómo acogerán esto las nuevas generaciones?". Siempre invitaré a que todo amante del superhéroe se siente en el sofá, enchufe el DVD y se deje llevar por el precioso inicio, donde las primeras notas de la fanfarria de Williams ya nos hacían soñar con que un hombre puede volar.