Tras muchísimos retrasos por fin llegó la nueva película de Vincenzo Natali, uno de esos directores que -al igual que Tarantino, por ej- se les endiosa por hacer nada más que una película. En este caso nos referíamos a Cube, película que ni defenderé ni atacaré porque, sinceramente, la vi hace unos 11 años y no recuerdo absolutamente nada de ella. Sólo que el final y toda la película en sí me dejó loco. Estupidez humana. El chavalote ha regresado a las pantallas con una película de ciencia ficción pura y dura. @andmolcua y yo fuimos a verla ilusionados porque, sinceramente, el trailer acojonaba tela marinera. Se nos presentaba una especie de 'Species' (valga la redundancia), pero esta vez en plan serio y sin que nadie se f*llase al Dr. Octopus. La bicha que aparecía pintaba ser una de las criaturas más inquietantes que viésemos nunca.

Como ocurre siempre con el Marketing (de quien Shyamalan es su máximo sufridor) han vuelto a vender una película de forma errónea. Porque Splice no se trata de una cinta de terror, se acerca más al drama, al drama de dos padres intentando cuidar de su hija. Evidentemente el elemento fantástico se encuentra ahí, pero para eso está la ciencia ficción: para hablarnos de nuestro propio presente con elementos que no podrían pertenecer a él. 

En Splice se nos cuenta la historia de una pareja de científicos que, combinando ADNs de varias especies, logran bichejos nuevos que permitirán que la industria farmaceútica desarrolle nuevos y revolucionarios medicamentos. La corporación decide cerrar el laboratorio y abrir nuevas vías de negocio. Pero la chica (una fría pero muy convincente Sarah Polley) en su afán de querer experimentar y de ser madre decide combinar ADN humano con todos estos bichos. ¿El resultado? Dren, una monstrua de lo más desagradable al principio, de lo más adorable después y de lo más fogosa al final (interpretada por una misteriosa y apasionante Delphine Chanéac).

Lo mejor de la película es palpar cómo la pareja ama y odia (y viceversa) a su propia creación, ver esas discusiones de pareja porque uno de ellos críen o malcríen a sus hijos y por todo lo malo que va a ocurrir. Cuando la criatura va creciendo (le salen tetillas y tal) y pasa de ser una niña adorable a una adolescente tocacojones es cuando cambian las tornas y la cosa se pone interesante, creándose uno de los triángulos amorosos/incestuosos más fantásticos y desagradables que se han visto nunca, llegando a haber dos perras peleadas por el mismo hombre y, casi al final, ¡dos hombres peleados por la misma perra! Jamás la depravación dio para tanto (los últimos 15 minutos son una animalada en todos los sentidos).


Podría decirse que la película tiene dos mitades muy bien distinguidas y separadas, pero con el gran fallo de que todo lo relacionado al granero se vuelve más comercial y el director intenta tirar por algo que los espectadores no le hemos pedido: el terror chungo/adolescente de sustos con violines. A partir de esto la película se vuelve más convencional, pero aun así es la que mantiene toda la trama del triángulo ¿"amoroso"?.

LO MEJOR: Dren, un personaje que nos levanta todo tipo de sensaciones: es imposible no tener repulsa por su fase de pollo asado, imposible no sentir compasión por ella cuando es niña ni, finalmente, que no nos ponga cachondos en su fase adulta. Además, los efectos con los que se ha creado al personaje son perfectos, un claro ejemplo de efectos al servicio de la historia (y no al contrario)

LO PEOR: Los últimos 10 minutos que transcurren en el bosque, completamente comerciales y que parecen dirigidos por Wes Craven.

LA ESCENA: Adrien Brody haciendo que Dren, aún pequeña, vuelva respirar en la bañera. La decisión que toma y su posterior reacción es tan fantástica que no la desvelaré.

Podríamos calificar a Splice como un drama familiar de la mejor Ciencia Ficción, mal vendido y no merecedor de su mala distribución, pero con una apasionante historia que según crecen los personajes va entretejiendo todo tipo de dilemas científicos (jugar a ser Dios) y morales (cómo críar a un hijo). Todo ello con unos magníficos actores (los tres), director y unos efectos puestos al servicio de la historia.