Con Amanecer: Parte 2, Crepúsculo ha terminado. ¿Y qué ha supuesto a lo largo de estos 4 años? Nada, excepto vergüenza ajena y una increíble campaña de marketing que ha conseguido arrastrar a millones de personas al cine, incluso a aquellos que han aborrecido la saga, entre los que me incluyo. Todavía recuerdo como si fuera ayer aquella noche de navidades que me metí con mi amigo Fernando y Diana a ver una película anunciada como la adaptación de un libro que estaba causando furor, un proyecto "independiente" apadrinado por Summit. Más tarde veríamos que aquello de independiente poco tuvo y que terminaría convertido en una maquinaria industrial de merchandising para adolescentes. Recuerdo que salí horrorizado por las penosas interpretaciones, la espeluznante dirección y, sobre todo, por cómo Stephenie Meyer violaba sin compasión alguna el mito del vampiro moderno.

Fernando nunca volvió al cine conmigo, así que retomé las aventuras vampíricas con mi vecina Laura, quien me acompañó entusiasmada a la 2ª parte (Luna Nueva, 2009) y, un año después, avergonzada a la 3ª entrega (Eclipse, 2010). Sigo opinando que Eclipse es, dentro de lo que cabe, un entretenimiento digno que, por primera vez en la saga, toma conciencia de sí mismo -como Skynet- y se ríe de ella misma, logrando que los espectadores nos lo pasásemos bomba cada vez que Taylor Lautner se quitaba la camiseta. De todas, es la única que permite un revisionado. Y, siguiendo la tónica de estrenar cada año una película, el 2011 le tocó el turno al broche final de la saga y que, esta vez, me acompañase mi amigo Josemari.

La gran familia
Retomando el vago recuerdo de Amanecer: Parte 1, aquella era una película en la que, durante sus 2 soporíferas horas de duración, no ocurría nada. Al igual que ocurrió con Harry Potter, en una vomitiva estrategia comercial, decidieron partir la película en dos partes. Porque, ¿por qué ganar 800M$ pudiendo ganar 1.700M$? Ya lo dije en su día y lo repito: si yo fuese productor de cine y si yo tuviese un producto como Crepúsculo haría lo mismo. Pero desgraciadamente no soy productor, sino espectador. Así que nos tocó sufrir. Durante dos horas -que bien podrían haber sido 30 minutos- Amanecer: Parte 1 sentó la base de lo que sería su Parte 2: la resolución del conflicto mediante una batalla.

La premisa no podía ser más simple: los guionistas se sacan de la manga una leyenda que dice que los niños vampiros pueden ser peligrosos y, por ende, la hija de Bella y Edward quizás sea una implacable asesina. Así que los Vulturi no tienen otro remedio que acabar con ella, iniciando así una guerra entre clanes. Como  ocurriese en Las Crónicas de Narnia y en El Señor de los Anillos y en tantas otras, los guionistas ya tenían la excusa perfecta para plantar a todos los personajes en un descampado en el que luchasen 50 muñequitos contra otros 50 muñequitos. Y, en una jugada que ni a Robert McKee se le hubiese ocurrido, los guionistas convierten a todos los vampiros en la mismísima Patrulla X, cada uno con sus poderes de jedi y sus habilidades mágicas. Y sus soporíferos entrenamientos, que tampoco falten. Amanecer: Parte 2 repite los mismos errores que su primera entrega, con una dirección fría, impersonal (Shawn Levy comparado con Bill Condon parece el mismísmo Kubrick) y, ahora que introduce a los personajes corriendo de un plano a otro como Benny Hill, vergonzosa.

"Esto qué mierda es"
Al haber sido una saga que ha contado con 4 directores diferentes, en los únicos que podemos ver una evolución es en el trío calavera protagonista. En la última entrega, los espectadores, quienes también hemos recorrido este calvario, nos damos cuenta que Pattinson y Lautner hacen lo que pueden y están deseando largarse del plató que con tanta ilusión cogieron en las primeras partes. Es más, creo que si la historia se hubiese inclinado por el lado masculino que por la sosísima Bella Swan, quién sabe si la saga hubiese salido ganando. Al menos en cachondeo, como hizo como pudo David Slade (director de Crespúsculo III), y no en los constantes desvaríos psíquicos y emocionales que ha sufrido la protagonista. ¿Recordáis el traveling de la 2ª parte en la habitación de Bella en el que pasaban los meses? No tengo nada más que añadir señoría. No obstante, a ambos actores les deseo una brillante carrera: creo que Pattinson puede hacer buenas cosas y Lautner llegar lejos si se dedica a la comedia. A Kristen Stewart lo único que le deseo es que aprenda a actuar con la boca cerrada de una puta vez.

Y, para ir cerrando esta crítica con la que pretendo cerrar un círculo en mi vida, digo "pretendo" porque la cosa no está tan clara como parece. Nunca perdí ni un solo minuto de mi vida leyendo los libros de Stephenie Meyer; he perdido más tiempo leyendo otras cosas, pero eso ya lo trateremos algún día en otro post. Como espectador que nunca había leído nada creí que Amanecer: Parte 2 cerraría la saga. Patéticamente, pero al menos que la cerraría. Pero sorpresa la mía cuando director, productor, guionista y montador aliaron sus fuerzas en la batalla final y, con el mismo truco que usase Oliver Stone dos meses atrás con Salvajes, nos la meten doblada a los espectadores, tirando por tierra todas las ilusiones que nos fuimos haciendo de que este tormento iba a acabar algún día. Nada más lejos de lo esperado: la historia ha dejado la puerta abierta para que, cuando a productores de Hollywood y a Stephanie Meyers les falte dinero para comprar drogas, Bella, Edward y Team Jacob (con su pedófila relación sentimental) vuelvan a la carga con más libros, más vampiros de pacotilla, más canciones de Muse y Green Day, más diálogos bochornosos, más amaneceres, más lunas nuevas, más vergüenza al fin y al cabo. E imbécil de mí estaré allí para verlo.