AVATAR: La Edición Especial y el Futuro del 3D

El Facebook es el nuevo foro moderno de discusión de películas y series. Sobre todo de estas últimas. Es una lástima que no pudiéseis leer los últimos comentarios al respecto de AVATAR que tuve con Fuertecito, Barto y Miquel. Ellos decían que "Avatar será un chiste lastrado por el uso excesivo de la tecnología" (Miquel) y que "caerá totalmente en el olvido sin remisión, es una carcasa vacía" (Barto Fg, lector y comentarista fiel de este blog). Ayer fui a ver con el Sr. Broullón la Edición Especial y hubo un hecho que me hizo pensar que esta película no caerá en el olvido tan fácilmente: Y es que la sala estaba llena. Eran las 11 de la noche y casi no se cabía. Todo ello viniendo de una película que se ha mantenido en cartel casi cinco meses y que la ha visto medio país. Creo que yo no era el único friki o activista pro-cameron (llamadme como queráis) que estaba allí, ahí había mucha gente entusiasmada por lo que supuso esta película. AVATAR, mal que le pese a todos sus detractores, ha sido un antes y un después. Y no será olvidada por el público tan fácilmente.

Mal que tampoco guste, James Cameron (Cineasta con mayúsculas, que domina el tiempo y la acción como nadie) cambia la forma de hacer el cine cada vez que estrena una película. Y no me imagino cómo cambiará cuando haga la segunda. Supongo que dará una lección de escritura de guión a todos los que lo han criticado. Volviendo a ver de nuevo la película -por enésima vez- no puedo hacer más que reafirmarme en lo que ya tantas veces he dicho: que es un espectáculo de principio a fin como nunca se ha visto en el cine. Y me juego el cuello a que hasta que no se estrene el reboot de Spider-Man (fechado para el 3 de Julio del 2012) ninguna película logrará con este nuevo formato la espectacularidad de la cinta de Cameron. Os puede gustar más o menos el 3D, podéis atacarlo con uñas y dientes por el simple hecho de los prejuicios y de que sea de Cameron, pero el 3D que ofrece a AVATAR es una experiencia única, que te transmite una forma de ver cine que nunca antes se había hecho.

Centrándonos en la nueva edición estrenada este fin de semana, muchos espectadores -sin haberla visto- se han sentido 'estafados' de antemano como 'consumidores', cuando aquí cada uno es libre de ver o no la película. Si yo he ido al cine no ha sido por ver los nuevos 8 minutos (que se pasan volando, por cierto) sino por volver a disfrutar de la película en 3D, ya que siempre me ha parecido lo más impresionante. De hecho, el trailer de promoción no engaña ha nadie: ha vuelto a los cines para su disfrute en tres dimensiones por última ve, se podría decir que hasta los 8 minutos (que son valor añadido) son algo anecdótico. No tengo en mente comprarme un televisor en 3 Dimensiones, al menos no hasta el sábado que será cuando me toque el Euromillón. El estreno de la Edición Especial es la oportunidad perfecta para disfrutar de la cinta de Cameron por última vez como se merece. Respecto a los 8 minutos, uno no termina de comprender porqué los retiró, puesto que, a la vez que tampoco aportan mucho a la trama, tampoco hubiesen perjudicado al metraje si los hubiese mantenido en el montaje estrenado en diciembre. Aun así, la escena de la cacería es impresionante y el pequeño inserto de la escuela infantil -acribillada a balazos- te dan ganas de saber más sobre lo que pasó allí. 

AVATAR ha cambiado el cine. Para bien o para mal, todavía está por ver. El audiovisual es tan cambiante, tan inesperado y tan rápido que no se sabe de antemano cómo evolucionará ni cómo responderá el público. Quizás, a raíz de los próximos estrenos de Spider-Man y AVATAR 2, ambos rodados íntegramente en 3D (como debe ser), la narrativa y formas de ver cine en 3D cambien y evolucionen para bien (no como las patochadas de un 3D rodado en dos dimensiones y re-convertido). 

No sabemos todavía cómo evolucionarán las formas de hacer cine en estos años donde la gran pantalla tendrá que competir contra la narrativa televisiva (imperante) y contra el consumo individual. Pero mal que le pese a la gente, la película más importante del año no ha sido ni Toy Story 3 ni Inception. Ha sido AVATAR. Y no solo de este año, desde El Retorno del Rey no ha habido una cinta con mayor repercusión y pienso que será la más importante durante muchos más que quedan. Porque fue la que abrió el camino al cine del Siglo XXI que aun está por llegar.

Los Pilares de la Tierra: Una obra magna

Ayer comenzó en Cuatro la emisión de una de las miniseries más esperadas de los últimos años: Los Pilares de la Tierra, la adaptación de la mastodóntica novela que publicó Ken Follet en 1989, arrasando con más de 5 millones de españoles viéndola. 'Los Pilares' siempre fue un libro que anduvo por mi estantería, y según iba creciendo siempre escuchaba que era un gran libro, que era magnífico, todo el mundo lo recomendaba. Pero si había dos cosas que jugaban en su contra era su condición de 'bestseller' y su extensión: más de 1300 páginas, jamás me había enfrentado a una historia tan larga. Y fue hace 2 años, en un período llamémosle chungo de mi vida cuando decidí meterle el diente. La conclusión fue que la historia me atrapó tanto que me lo bebí en poco más de 10 días y no me quedó más remedio que unirme a esa opinión entusiasmada que decía todo el mundo: 'ES UN PEAZO LIBRO', lo confirmo. Con todas las de la ley, jamás me había emocionado y enganchado tanto una historia de traiciones, engaños, política, amores, religión, crueldad... Lo de que construyan una catedral viene siendo incluso algo anecdótico. Había días que no podía parar de beber páginas y páginas y con la vista ya cansada tenía que dejar la lectura tras haberme zampado 200.


No os dejéis engañar por la gente que lo desprecia por el hecho de venir de Ken Follet y de ser un 'Bestseller'. Si es un bestseller es porque fue publicado hace casi 22 años y a día de hoy se sigue vendiendo como churros. No es un libro de digestión fácil y olvido rápido. Es una historia que uno jamás olvida y que guardará siempre en la memoria como haber sido uno de los libros que más le han impactado. Ojalá pudiera compartir este sentimiento con más gente, pero resulta curioso que entre todos mis amigos sólo conozca a 3 personas que se lo hayan leído. Una lástima, porque debería existir un Real Decreto que obligase a todo español a leérselo.

LA DIRECCIÓN
Cuando uno lee el libro está deseando inmediatamente que hagan la película pero, al leerlo, uno se da cuenta que tal tarea es muy difícil por no decir casi imposible. Son 1300 páginas de historias y enredos, y eso en una cinta no cabe. Aun así, yo hace años ya me imaginaba a Liam Nesson como Tom Builder. La idea de una película no cuajaba, pero entonces leímos que Ridley Scott se encargaría de hacer una serie de televisión. Por una parte, todos nos echamos a temblar, porque Ridley tiene en su haber uno de los mayores bodrios históricos que ha visto el cine, pero produciendo es un tío que sabe dónde mirar.

Sergio Mimica-Gezzan dirigió los 8 episodios de una hora de duración cada uno, de una manera correcta. Jamás había dirigido una película, tan solo episodios de televisión. Pero si por algo tiene experiencia es por haber sido el ayudante de dirección de Steven Spielberg durante 12 años, así que algo sabía el hombre. La realización es correcta y espectacular, se nota que le han echado duros al asunto (40 millones de euros, concretamente), duros que lucen constantemente en pantalla, con numerosos escenarios y una recreación perfecta de la Inglaterra del XII para ser un producto televisivo.

LA ADAPTACIÓN
Pero si hay dos cosas verdaderamente admirables en esta miniserie es el guión y los actores. John Pielmeier ha sabido condensar a la perfección las más de mil páginas que Follet escribió, eliminando lo verdaderamente no importante y sabiendo enfatizar las relaciones y pasiones de cada personaje, dotándolas de la emoción cinematográfica que se merece la historia (de hecho, el final del libro es cambiado por completo para darle un aire más espectacular, el merecido). Por mucho que le duela a mi amigo José María, tramas como la de Thomas Becket no son relevantes para la historia, porque la historia gira en torno a unos personajes que se ven envueltos alrededor de esa catedral de Kingsbridge, es en ellos donde reside la trama, no en el transfondo histórico de la Inglaterra del XII. Son 8 horas de serie que no dan respiro al espectador, ni un momento de calma: en cuanto termina una desgracia y se atisba algo de esperanza... comienza otra peor. (Cuando la veáis, atentos al guión del 5º episodio, simplemente prodigioso).

Por supuesto, el otro factor que ha hecho que esta serie sea tan grande ha sido el elenco de actores escogidos, un casting perfecto de actores ingleses. Por la serie lucen antiguas caras conocidas como un correcto Rufus Sewell haciendo de Tom Builder (una lástima, porque yo siempre me imaginé a Neeson) Donald Sutherland o Tony Curran. Pero hay dos que destacan por encima de todos y que harán que todos los Globos de Oro recaigan en ellos el próximo enero: estamos hablando por supuesto de Matthew Macfayden, que interpreta al Prior Philip dotándole de la bondad y la entrega religiosa que se merecía, y de Ian McShane, quien con su retrato del hijo de la gran putísima madre de Obispo Waleran eleva su personaje al altar de los mejores villanos de la historia del cine. Su actuación es perfecta, soberbia, desagradable, apasionante, divertida, acojonante... todos los adjetivos son pocos para describir la tarea actoral de este señor. Como dijo Alfred Hitchcock: Una historia vale lo que vale su villano. Y McShane hace que Los Pilares de la Tierra se sostenga por el propio peso de Waleran. Sus constantes batallas con el Prior Phillip / MacFayden hacen que los espectadores disfrutemos con dos personajes como nunca lo habíamos hecho, con esa constante batalla entre el bien y el mal, entre la iglesia digna y aquella que no lo es. Una vez vista la mini-serie completa, ya resulta imposible imaginarse estos dos personajes interpretados por otros actores, imposible. Por cierto, añadir que para disfrutar de la serie al máximo es IMPRESCINDIBLE VERLA EN V.O., ayer pude comprobar durante cinco minutos en Cuatro que la dirección de doblaje le hace un flaco favor a la serie (y Waleran con la voz de John Travolta o Martin Lawrence destroza al personaje).


Concluyo recomendándoos de corazón la serie, es una adaptación prodigiosa y muy fiel de una novela que parecía casi imposible de ser adaptada. Aunque os recomendaría todavía con más corazón que si tenéis la oportunidad (y ganas, todo sea dicho) de poder leeros antes la novela, ¡por favor, HACEDLO! Disfrutaréis leyendo como seguramente nunca lo hayáis hecho. Y después, cuando veáis la serie, ¡disfrutaréis todavía más! Sobre todo gracias a MacFayden y McShane, los verdaderos Pilares de la serie.

¿Por que se cuelgan los jamones?

Cuando uno entra en un bar típicamente andaluz y se ve colgando del techo de la barra esa ristra de salchichones, de cañas de lomo y de jamones ibéricos no puede menos que empezar a llorar de alegría ante tan magna belleza. Pero el que las longanizas cuelguen no solamente tiene un sentido práctico, sino también histórico

El sentido práctico de colgar un jamón todo sabemos cuál es: el jamón se cuelga para que vaya desapareciendo poco a poco la humedad. Es más, seguramente hayáis escuchado más de una vez la frase de "¡y un jamón con chorreras!". No sólo sirve para distinguir chulería, sino que la chorrera es el sombrerito de plástico que se le coloca al final del jamón para que la grasa gotee o "chorree".


Pero... ¿Sabéis cuál es el sentido histórico de que los embutidos cuelguen en los bares? Para eso tenemos que remontarnos a la época comprendida entre los siglos X y XIV de la España en la que cada vez había más enfrentamientos entre judíos y cristianos. Imaginaos Andalucía o Sevilla, con sus típicas juderías y barrios. Colgar embutidos provenientes del cerdo en los establecimientos -propiedad de cristianos- era señal de 'aquí se come carne de cerdo y no sois bienvenidos'. 

Ea. Medida un poquito racista y drástica, pero que increíblemente se ha mantenido a lo largo de los años. No como sentido de 'os seguimos odiando', afortunadamente, pero sí para exponer a los visitantes las múltiples carnes y longanizas de las que podemos disfrutar por los bares y tascas tan típicamente españoles.

Películas que se rebobinan P'ALANTE

"Rebobinar p'alante". ¿Habéis escuchado esta expresión alguna vez? Es muy andaluza, creo yo, muy sevillana. No sé si en algún otro sitio de España se utilizará, pero el término viene a hacer referencia a una de las mejores sensaciones que puede experimentar el espectador de cine cuando la película está siendo un auténtico coñazo. Me explicaré.

Si acudimos a la etimología del término, comprobaremos que 'rebobinar' hace referencia cuando la bobina (cinematográfica, en este caso) volvía a su sitio, al principio. Pero si acudimos al sentido común y no a las tonterías que estoy diciendo todos sabemos que el término 'rebobinar' es darle hacia atrás a una película, a volver a una escena. Esto todavía tenía mucho más sentido cuando usábamos los VHS, ya que si querías ir a un punto de la película tenías que darle a avance rápido y esperar, no era como en los DVDs que automáticamente accedes. Tenías que esperarte minutos y minutos. Y si estabas viendo Titanic o Ben-Hur tenías que esperarte horas. Incluso recuerdo que había videoclubs que te multaban con 25ptas si no traís las cintas 'rebobinadas'. El término está claro. Se rebobina... siempre para atrás. ¿Pero y hacia delante?!? Algunos lo llamarán avance rápido. Yo prefiero el nombre cutre que le puso mi ciudad.

Esta función de rebobinado p'alante es un auténtico gozo que podemos experimentar en películas soporíferas, películas con las que uno se siente orgulloso de que durando casi dos horas uno ha podido verla en la mitad de tiempo y siente que no ha malgastado su vida inutilmente. Lo ejemplificaré 3 títulos que se me grabaron a fuego en el recuerdo:
  • 2001, Odisea en el Espacio: Un clásico, una obra maestra según los historiadores, un coñazo según muchos. No negaré que el Sr. Kubrick los tuvo puestos a la hora de hacer la película, pero para mí fue toda una experiencia psicodélica ver cómo, en la última media hora de metraje, no había más que luces y colorines. Y cuando llevaba 2minutos viendo lo mismo decidí pulsar la tecla fatal del mando a distancia. La película terminó en 47 segundos.
  • Caché: Todavía no entiendo cómo pudo haber ganado todos los premiso que ganó ni cómo amigas mías pudieron defenderla en el Festival de mi ciudad (que se llevó un peazo premio, por cierto). Todavía recuerdo mi cara de aburrimiento/indignación viendo esos planos grabados con cámara de vídeo esperando a que pasase... algo. ¡Algo! No la hubiera metido en el saco si estos planos que pretendían transmitir inquietud (que no lo hicieron) hubiesen durado un minuto o dos como muchos. Pero cuando son siete... Hakeke, hijo mío, tengo películas mejores con las que perder el tiempo.
  • Gerry: La obra maestra del coñacismo. El Sr. Gus Vas Sant se lució. Recuerdo perfectamente que me 'obligaron' a ver esta película para una asignatura. Dura 103 minutos y recuerdo haberla visto en menos de 20. Qué orgulloso estoy. No son más que paisajes desérticos y planos generales donde no habla absolutamente nadie ni ocurre absolutamente nada. La película tiene exactamente 100 planos, así que os saldrá una media de plano por minuto, para que os hagáis una idea. Si en algún momento veía que las bocas de Matt Damon y Casey Affleck se movían entonces le daba al pausa y escuchaba la tontería que tuvieran que decían. Luego pulsaba "> >", toda una gozada.
Comprended que, para mí, lo más importante en el cine y en una historia es que pasen cosas. Que haya acción (no en el sentido de tiros y peleas, sino que haya acontecimientos que hagan avanzar la historia). Y, sinceramente, ninguno de estos 3 títulos puede abanderar esto que he dicho.

Pero no os preocupéis queridos lectores: a la espera de recibir más palos todavía de los que pueda recibir hoy, dentro de poco me adentraré en un nuevo post que titularé 'mis películas de 15 minutos'. Películas que no he llegado a ver más del minuto 16...

Dios y Stephen Hawkings

Hoy vamos a cambiar radicalmente la temática del blog y no vamos a hablar ni de cine, ni de internet ni de los nuevos inventos de Apple. Vamos a hablar de Dios. No en el sentido de las religiones ni a criticar qué religión es mejor ni cuál peor. Me desayuno la noticia que dice que Stephen Hawkings descarta a Dios como creador del universo. El científico británico sostiene que el Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física sin ninguna intervención de un ente sobrenatural.

Hoy vamos a hablar de leyes de la vida. La primera ley que quiero postular como irrebatible es que yo ni tengo los conocimientos de física que posee el señor Hawkings ni jamás los tendré. Para bien o para mal, mi juventud y mi vida estudiantil tomó otros derroteros. Pero habría una segunda ley de vida que me gustaría postular como irrebatible, luego ya me diréis si tengo razón o no: De la nada no se puede crear nada. ¿Estamos de acuerdo? Creo que es muy sencillo. Pongamos el ejemplo (un poco tosco, lo sé) que estoy tomándome un café con vosotros y, de repente, os quiero dar en ese mismísimo momento una videoconsola. No podría porque, sencillamente, no la tengo y no la puedo crear así por las buenas. Y de la nada, al menos eso tengo entendido (su término lo dice 'NADA'), no se puede crear nada. Porque lo que hay es cero.

Entonces retraigámonos en la historia y en la teoría del Big Bang. Nosotros estamos aquí como evolución de las especies: procedemos del simio (aunque algunos se han quedado ahí), los simios de organismos celulares más simples, estos todavía de otros más simples... hasta llegar a la formación del planeta tierra y la teoría aceptada que todo proviene del Big Bang, aquella explosión inmensa. Pero entonces yo me pregunto: imagino que lo anterior al Big Bang tuvo que ser una pelota enorme que en algún momento explotase o algo por el estilo. La cuestión es que si nuestro planeta proviene de aquella masa que explosionó hace tanto... ¿Quién o qué creó esa masa? ¿De donde salió?

Es aquí donde entra mi ignorancia, mi desconocimiento y -para qué engañarnos- mi desinterés. Yo soy un cabezota y sigo pensando eso de que 'de la nada no puede salir absolutamente nada'. Seguramente esté equivocado, no lo niego, pero... ¿De dónde salió esa bola que explotó? ¡De algún lado tuvo que salir! Yo no me creo que en la nada y en el espacio cero pueda haber leyes de física ni que encima salga tanta vida. ¿no? Es como pretender que de un espacio absolutamente vacío se cree materia. La vida vino de la evolución, nuestro planeta de la explosión de materia, pero... ¿de dónde salió esa materia? Repito, de dónde. O de quién. Porque de algún lado tuvo que salir.

Nosotros, como seres humanos, rápidamente negamos la existencia de todo lo divino (po ya sabéis) y es hasta algo lógico viendo las injusticias y la asquerosidad de mundo y de vida que a todos los seres nos ha tocado vivir. Al hablar sobre la vida y la creación del universo ni soy el más indicado ni el más sabio, no quiero soltar la respuesta fácil de 'pues alguien tuvo que crearlo'. Pero creo que es más sencillo todavía (y vende y mola más) eliminar rápidamente a Dios de la ecuación.