Mi historia se remonta 12 años atrás, cuando un día vi en Canal+ un episodio de Friends en el que Rachel y Ross se peleaban y terminaban entristecidos. Había un montaje paralelo precioso con sus miradas a través de la ventana, viendo llover, y con una melodía de fondo más preciosa todavía. La canción era 'With or Without You' y el grupo que la interpretaba, por lo visto, se llamaba U2. Desde aquel día comencé a interesarme por aquella banda irlandesa que le había puesto música a aquel momento. Dos años después, en el 2000, aquellos 4 señores sacarían uno de los mejores discos de la historia: All That You Can Leave Behind, una obra maestra con temazos (uno detrás de otro) como Beatiful Day, Stuck In a Moment, Elevation, Walk On y In A Little While. Desde aquellos años ya no pude dejar de escuchar esa banda, con conciertos tan míticos como el Slane Castle, discos buenos como la Bomba Atómica o mierdacas del tamaño del último (aun con canciones salvables, es una porquería, reconozcámoslo). Por primera vez en la historia, U2 pisó ayer tierras andaluzas. Y lo harían para dar el macroconcierto 360º.

Panorámica del Estadio Olímpico y 'The Claw'. ¡Pincha para ampliar!
La banda tenía un gran problema que resolver ayer: y es que, debido a que llevan en escena casi 30 años, musicalmente no iban a sorprender a nadie (esto no sabría decir si es una ventaja o un incoveniente). En cambio, la banda supo aprovechar la otra poderosa baza que tienen: la espectacularidad de su puesta en escena. Desde el PopMart, U2 viene ofreciendo espectáculos a cada cual más burro. Y lo de ayer en Sevilla no tuvo nombre. Con la instalación del escenario llamado The Claw ('La Garra' o 'La Araña'), el mayor escenario del mundo jamás construido, U2 supo sacar toda la espectacularidad que merecían sus canciones. Empezando con una entrada instrumental marchosa, los 4 miembros -más jóvenes que nunca- llegaban al escenario y se ponían cada uno en su sitio. The Edge ya estaba tocando con su guitarra inalámbrica desde hacía 2 minutos. El público no hacía más que aplaudir y silbar, hasta que las primeras notas de 'Beatiful Day' sonaron y todos explotamos de júbilo.

A lo largo de dos horas que se pasaron volando, la banda incluyó sus temas más míticos (One, With or Without You, Sunday Bloody Sunday, Mysterious Ways, Elevation, UltraViolet) con los nuevos del último disco (la marchosa Get On Your Boots, la impresionante Magnificent, la cachondísima I'll Go Crazy If I Don't Go Crazy Tonight y la íntima Moment of Surrender, como cierre). Pero si hubo tres canciones que merecen especial atención fueron las siguientes:
  • Vertigo: Cuando The Edge comenzó a hacer ruido con su guitarra y Larry Mullen Jr marcaba el ritmo, todos los que éramos sabíamos cuáles eran las 4 palabras que venían a continuación. Y cuando las 80.000 voces gritamos al únisono (Bono se calló) el ¡¡1!! ¡¡2!! ¡¡3!! ¡¡¡14!!! parecía que el Estadio se caía. Fue la canción más grande de toda la noche, la más poderosa, la que todos coreábamos al ritmo que imponían las luces de La Garra.
  • I Still Haven't Found What I'm Looking For: No sé si será porque empezó a refrescar o si era por la emoción del momento, pero cuando las mismas 80.000 voces que gritamos con Vértigo comenzamos a corear las ya famosas frases de 'I have climbed the highest mountains, I have run through the fields, Only to be with you, Only to be with you...' se me pusieron los pelos de punta, por primera vez en mi vida. Fue un momento mágico que compartimos todos, fue el momento en el que todos habíamos encontrado aquello que buscábamos.
  • Where The Streets Have No Name: después de haber escuchado tantas veces en mi vida aquellas notas que hizo famosas The Edge (la mitad del alma del grupo, junto a Bono, y quien le ha imprimido su sonido más auténtico), me encontraba no con una versión de la canción, sino con la persona que las creó, la persona que tantas veces las ha tocado y que nadie igualará. En vivo, delante mía. Después de tantos años esperando este momento, después de tantas veces haber oído esta canción... Cuando el público cantaba a gritos 'We're still building and burning down love, Burning down love. And when I go there I go there with you (It's all I can do).' a mí, entre lágrimas, me faltó la voz para poder cantar con ellos.
El U2 360º ha sido el primer concierto de mi vida. Aquellos que me conocen saben que jamás he ido nunca a uno propiamente dicho, con sus guitarras, su batería y su cantante. Jamás. Siempre pensé que ningún grupo me gustaba lo bastante como para pagar por escuchar canciones que no conocía lo suficiente. Pero lo de ayer fue mágico, un concierto que sé que ya jamás podrá ser igualado, y eso me entristece. Porque creo ya -ojalá me equivoque- que ningún otro grupo podrá gustarme tanto como U2 y jamás sentiré lo que sentí ayer, tras una espera de casi 12 años y tras encontrarme cantando, junto a 80.000 personas, las canciones que había cantado durante media vida. 

Fue algo mágico, fue algo Magnificent...